Tres
veces en la última semana me encontré defendiendo la postmodernidad.
¿Por qué, o cuándo, o cómo me convertí en una defensora de la filosofía,
estética, y pensamiento postmodernos? Por qué es la que más me gusta. El
cuándo no importa y el cómo calculo que fue un proceso.
¿Por qué
soy postmoderna/por qué me gusta la postmodernidad? Porque considero que
es la caída de las estructuras que nos limitaron durante tantísimo
tiempo. Porque yo fui, soy, me siento víctima de la rigidez con la que
fuimos moldeados y de los límites que nos fueron puestos, impuestos por
ese algo que trasciende las individualidades y pretende unificarnos,
uniformarnos.
Mi amigo
Roland Barthes. Me gusta decir que es mi amigo, yo formé una relación de
amistad con Roland (él no sabe, no puede saber porque murió de la manera
más absurda antes de que yo pudiera leerlo), pero es mi amigo porque yo
siento que compartimos cosas, tiempo, reflexiones. Después de todo, qué
es la amistad, si no compañía. En fin, mi amigo Rolandito me dijo que
"La mitología pequeñoburguesa implica el rechazo de la alteridad, la
negación de lo diferente, el placer de la identidad y de la exaltación
de lo semejante. Esta reducción ecuacional del mundo prepara una fase
expansionista donde "la identidad" de los fenómenos humanos establece
rápidamente una "naturaleza" y por lo tanto una “universalidad”.
La cita
la tengo copiada desde hace más de un año. Me parece maravillosa. Me
parece, también, que el pensamiento postmoderno pretende justamente
romper con esa homogeneidad, esa identidad que se nos adjudica desde
afuera como individuos y desde adentro como sociedad.
Estoy
dando demasiadas vueltas. Me gusta lo postmoderno, me gusta lo efímero,
no es que me gusta que las cosas sean efímeras, sino que me gusta que
admitamos y aceptemos la brevedad, la levedad, la instrascendencia de
todo.
El otro
día me encontré diciendo que yo siento que la postmodernidad se trata
precisamente de quitarse las caretas. No sé a ciencia cierta si es así.
¿Hay ciencia cierta sobre la postmodernidad? ¿No se trata justamente de
cuestionar todo lo que pretenda un cientificismo
inquebrantable?
En fin,
para mí, la postmodernidad es la honestidad brutal a la que mucha gente
no está dispuesta (o preparada) a enfrentarse. Es esa honestidad que nos
muestra lo lindo pero también lo feo, que no exige que formemos vínculos
sólidos y duraderos, que no nos pide más que lo que podemos
dar.
La
postmodernidad es ruptura, y como toda ruptura, a muchos les duele,
muchos la rechazan. Yo la abrazo (que es el antónimo más lindo para
rechazo, porque rima).
Y así
voy por el mundo enfrentando los resabios de romanticismo que quedan en
cierto sector de la sociedad. Luchando contra todo el que, por
ignorancia o por convicción, defenestra la postmodernidad y la tilda de
trivial, de insustancial, de chamuyo berreta mezclado con pereza
mental.
Para mí,
pereza es aceptar todo lo que viene dado históricamente. Pero -como
también me encontré diciendo esta semana- quién soy yo para venir a
opinar…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario