La vez pasada hablaba de dudas y lo cierto es que la única certeza que tengo es la incertidumbre. Sí, ya usé esa frase con anterioridad, pero parece acrecentarse con los años en lugar de disminuir.
Hace un rato terminé de leer la primera parte de Don Quijote de la Mancha y aunque sabía de qué se trataba nunca le había prestado mayor atención. Soy de esas personas que disfrutan de las casualidades (o peor, de las que creen que las casualidades no existen, sobre todo las literarias) y creo que no es casual que en medio de mi período reflexivo y dubitativo aparezca una figura tan simbólica -si se quiere- como resulta la de Don Quijote, tan inmerso en su ficticia realidad que le resulta inverosímil la realidad “real”.
Me pregunté varias veces a lo largo del libro cuántos de nosotros no pareceremos Don Quijote alguna vez en algún debate en el que se nos asegura que las cosas son así pero estamos tan convencidos de que son asá que nos negamos a ver pruebas evidentes de la realidad.
“La única verdad es la realidad” le gustaba decir a Juan Domingo, pero ¿qué es la realidad? o mejor dicho ¿quién es capaz, en su limitación humana, de conocer la realidad?
La realidad, a mi parecer, es que antes el sueldo me alcanzaba para más cosas, entonces ¿por qué hay gente convencida de que las medidas del nuevo gobierno son mejores?
¿Son ellos los Quijotes convencidos de que la bacía de barbero es un yelmo de oro, o soy yo la equivocada que vivió doce años en un mundo de fantasías, con caballeros andantes, castillos encantados y damiselas en apuros?
¿De qué realidad absoluta puedo asirme para no ahogarme entre tantas relatividades? ¿Cómo puedo dejar de dudar de mí misma, de mis percepciones, de mi interpretación del mundo?
Hace un par de días me declaré kirchnerista. No sé en verdad si soy kirchnerista o trotskista, o si soy algo. Me declaré kirchnerista para no discutir, para no tener que justificar o argumentar, para en una palabra resumir más o menos mi punto de vista con respecto a las medidas del nuevo presidente sin tener que explayarme. Pero la verdad es que no sé.
Como dijo uno una vez, sólo sé que no se nada, y a veces, ni siquiera sé eso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario