domingo, 3 de abril de 2016

Un manifiesto

PARA MÍ ser Kirchnerista no necesariamente implica justificar lo injustificable. Si hubo corrupción, está bueno que se investigue, se procese y se condene; pero eso va más allá del partido político, eso lo digo como regla general de la vida.
Creo que considerar que todos los Kirchneristas justifican robos y hechos de corrupción es una simplificación que estigmatiza y propicia un prejuicio muy nocivo para la coexistencia pacífica de la sociedad.

A mí me parece que, dentro de las posibilidades de gobierno que tiene este país, por cómo están repartidas las cartas, por cómo se desarrolló su historia, por cómo se manejan los asuntos públicos, hasta ahora, en lo que llevo de vida conciente, el kirchnerismo ha sido el gobierno que más benefició a las clases trabajadoras y que más se abocó a la igualdad social.
Pensar eso no significa que uno vaya a pensar que lo mejor que existe en la faz de la tierra sea el kirchnerismo, que sea el gobierno ideal o que no hayan cometido errores (o delitos incluso) durante su gestión. 

No sé por qué a tanta gente le cuesta tanto entender las cosas de modo global sin caer en fundamentalismos.
Yo digo que soy K, pero eso no significa que yo le prenda una velita a San Néstor todas las noches, ni que rece un Ave Cristina. Sólo significa que me caen más simpáticas las políticas que aplicaron ellos, que (acertadas o no, no lo sé porque no soy omnisciente) se inclinaron más hacia el beneficio de las masas, y eso se vio en las calles y en el día a día.
No concuerdo con la idolatría (que existe) de figuras populares, no profeso la fe ciega. Sólo analizo, pienso y evalúo de acuerdo a mis capacidades y limitaciones, y concluyo que el kirchnerismo ha servido más a la Patria que los otros gobiernos que hemos tenido desde que tengo uso de razón. Por cierto, me gusta mucho la frase “la Patria es el otro”, pero me gusta para pensarla, para analizarla, como todo.

La Patria no es un cacho de tierra ni una bandera alta en el cielo. La Patria soy yo, que tengo un iPhone y un smart tv, y también es el vecino que usa la ropa que yo dono cuando me cansé de usarla, y sí, la Patria también es el que vive en un barrio privado y viaja en un Mercedes con chofer. 
La Patria es pensar en todos un poquito, es no mirar sólo tu propia huerta y asegurarte de que tenga agua, cagándote en que por regar tu jardín estás quitándole el agua que usa para tomar el de al lado. 
La Patria es un colectivo de seres humanos, y trabajar por la Patria es trabajar para que todos tengan posibilidades de vivir dignamente. No voy a caer en el concepto naive de los yanquis y la “búsqueda de la felicidad”, porque la felicidad es un estado del alma, no depende del gobierno, pero sí me parece que todos tenemos derecho a la búsqueda de la dignidad, y en eso, puntualmente en eso, creo que el kirchnerismo hizo más que los otros que tuvieron la oportunidad. 
Y puedo estar equivocada, como cuando creí que De La Rúa iba a “terminar con esta fiesta para unos pocos”. Puedo estar equivocada como cuando creí que Europa me iba a dar lo que en Argentina me faltaba, o como cuando creí que Estados Unidos realmente daba igualdad de posibilidades a todos sus cuidadanos (no lo digo por mí, que sólo fui residente legal, hablo de sus ciudadanos). Y si estoy equivocada lo admitiré, como siempre lo hice.


Hoy, dentro del espectro político como está planteado, dentro de las posibilidades que tenemos en nuestro país, y después de mucho análisis, muchas dudas y mucho pensar, creo que soy K.

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