jueves, 19 de noviembre de 2015

Democracia. Siguen las limitaciones del hombre. Citas por doquier. La incertidumbre. Máximas griegas y no griegas. Angustia electoral.

Dice Sófocles, en un fragmento de una obra que no se preservó completa:
“Lo que la gente cree prevalece sobre la verdad” 


    Macri, Scioli. Scioli, Macri. Balotaje. Elecciones. Presidente. País. Futuro. Ajuste. 

    Creo que a esta altura del año electoral lo único que tenemos en común la gran mayoría de los argentinos es que estamos todos hartos de esta campaña (sucia) y que no vemos la hora de que alguien cambie de tema.
   Entre la demora en la elección del futuro Presidente y los atentados terroristas en occidente, seguidos de amenazas a distintas capitales; sumado a circunstancias de mi vida privada, creo que no sólo me acostumbré a la incertidumbre, sino que ya le estoy tomando el gustito.

    Otro gran poeta, no sé si comparable al antiguo de la cita del principio, pero poeta al fin, JD Morrison, dijo que “el futuro es incierto y el fin está siempre cerca”.
    Creo que asimilar la incertidumbre como parte de la vida nos acerca un pasito a la felicidad.

    Una de las cosas que propone Sófocles en su obra es precisamente la incapacidad del hombre de conocer la verdad absoluta en todas sus dimensiones, no sólo con respecto al futuro, al porvenir, sino incluso en el presente. 
    La incapacidad de conocer la verdad absoluta (y no la relativa que es la única accesible para el hombre) y comprender las cosas en su totalidad (a diferencia del conocimiento parcial que podemos tener, en mayor o menor medida), podría llevarnos a la desesperación. Salvo que reconozcamos la limitación de nuestro poder y la asimilemos como propia, transformándola de una debilidad en una fortaleza.

    Suena fácil. Sólo digo que una vez que reconocemos nuestras limitaciones podemos vivir más tranquilos. Creo. No lo sé con certeza.

    En cuanto a la frase del principio, es motivo de la tristeza, la preocupación y el estrés que me aquejan desde fines de octubre: la gente cree lo que quiere creer, y muchas veces no sirve de nada mostrarles la otra cara de los asuntos, develar mentiras, sacar a la luz verdades que sí son cognoscibles al hombre.

    Termino con una última frase de otro gran pensador (si no poeta) del siglo XX: “La única verdad es la realidad”.



Y como siempre, feliz democracia, compatriotas.

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