Abandoné Derecho cuando me di cuenta de que Poder Judicial no era sinónimo de Justicia, y elegí Letras porque de todos los profesores que había tenido en la escuela, las de lengua y literatura eran a las que más me quería parecer.
Muchas veces me han preguntado para qué sirve ser licenciada en letras y la verdad es que sirve para muchas cosas, pero a mí en particular me sirve para llegar a ser la persona que siempre quise ser. Porque con el arte, y especialmente con la literatura, uno puede ver el mundo a través de otros ojos, ver el mundo como lo ven los demás, y eso me ha enseñado que la capacidad de ser sensible no es una debilidad sino una fortaleza.
Dejé Letras varias veces para ir a encontrarme a mí misma en los rincones del mundo y recién en 2012 empecé de nuevo, de cero, con otro plan de estudios y siendo yo ya otra persona. Siento que lo mejor que pude hacer fue haber estudiado en mi madurez y darme el tiempo que necesitaba para aprender que esto que hoy se está terminando no fue más que otro viaje, ya no por el mundo, sino por los mundos que la literatura nos ofrece.
Brindo por mi mamá, a quien en su lecho de muerte le prometí que no iba a abandonar aunque suspendiera un tiempo para cuidar de ella.
Brindo por mi papá, que me enseñó a disfrutar cada paso del camino y me acompañó hasta donde la vida le permitió.
Hoy están conmigo en mi alma, donde vivirán hasta mi último suspiro.